Este post que escribo es largo, y es posible que hiera la sensibilidad de algún lector. Quién avisa,... Pero está basado en una larga experiencia y en la sensación de estar cansado de tanta demagogia barata en nuestros días.
Como ya explico en el libro que estoy haciendo, hace ya unos cuantos años decidí dedicarme al mundo educativo, entre otras cosas, porque me gustaba la enseñanza.
Sin dejar de lado otros mundos, como el del desarrollo de software, o la propia consultoría, lo cierto es que la educación te da unas sensaciones que el los otros no te dan, como por ejemplo, la satisfacción personal de que alguien aprenda y saque provecho de esos conocimientos.
Sin dar nombres, hoy he recibido un correo electrónico que decía:
Acabo de recibir el título
del Master en J2EE. Solo quería daros las gracias por el curso una vez más y
felicitaros por vuestro trabajo, tanto a el equipo, como a mi profesor.
Es muy gratificante leer estos correos, y sobre todo saber que tu trabajo es valorado por la mayoría de las personas a las que ofrecemos nuestros servicios.
Sin embargo, en alguna ocasión he tenido la oportunidad de impartir formación en cursos públicos, como los organizados por algún sindicato.
Penosos.
La formación del grupo, inconsistente. Sólo metieron a cuantos más alumnos mejor, supongo que para conseguir pillar subvención.
La formación previa de la gente, lo que vienen a ser los conocimientos previos requeridos para acceder al curso, lo mismo, prácticamente nadie los cumplía.
El interés de los asistentes, nulo en el 90%.
La posibilidad de que aprovechasen el curso, por su perfil, nulo en su 90%.
La pena real es que he impartido a lo largo de mi vida varios cursos de este estilo, y hablando con otros compañeros que habían sacado las mismas conclusiones, llegamos a la decisión de no volver a hacer este tipo de cursos. Porque a mi, como profesional, como profesor, me gusta que me atiendan en clase, no que cuando me doy la vuelta se tiren papeles entre sí los alumnos, por citar algo real que me ocurrió en un grupo, por ejemplo.
Por eso, soy firme defensor de la meritocracia. Es decir, me explico. Yo no creo en el sector público. Creo que en una gran parte está podrido y no funciona correctamente. Es mi creencia, y sobre creencias, basadas en experiencias, pues no hay réplica, salvo otras basadas en otras experiencias contrarias, que supongo que existirán, desde luego. Pero por desgracia son más las negativas que las positivas. Creo, como decía, que el Estado debe de tener ciertas "empresas" gestionadas, como pueden ser la medicina, la policía, el ejército, y cosas por el estilo.
Como decía, la meritocracia, el fomentar el mérito, la excelencia, el sacrificio, y el estudio. España no puede estar vendida a tener médicos de 5 o de 4,5 por el hecho de que la política educativa les permita pasar de curso con asignaturas suspensas, por ejemplo. España no puede permitirse ingenieros de 5 porque así no hará nunca nada en el ámbito tecnológico, por ejemplo. España debe premiar a los buenos estudiantes, a los que se esfuerzan, y a los que con su esfuerzo sacan las mejores notas, llegando a ser, en potencia, los mejores profesionales de su generación. Eso es la meritocracia, la cultura de la excelencia. ¿Es eso malo? Yo creo que no.
Y por esa misma razón, España no puede estar continuamente costeando los estudios de gente que ni se molesta en estudiar, ni le interesa. Gente con 4,5, con un 5, con compensables entre parciales, está claro que eso no es meritorio. Y moleste a quién moleste, eso es así. Recuerdo que durante el tiempo que yo estuve en la universidad, en la pública por cierto, había una asociación de alumnos, cuyos líderes llevaban más del doble de años en sus sillas de representación que los años que costaba terminar la carrera. Yo finalicé y los que estaban al frente de aquella asociación cuando entré a la universidad, seguían al frente a mi salida. Patético. Eso no puede estar premiado, ni subvencionado en forma alguna.
Por desgracia, el Estado Español NO PUEDE, manifiestamente, hacer frente a una gestión de la enseñanza pública. Me explico. Cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta de que un país no puede estar cambiando cada 8 años de política educativa. Así nos va. No podemos vender el futuro de nuestros hijos, y de España como Nación, a la acción del gobierno de turno, sabiendo que en cuanto cambie el signo del gobierno, se rehará la política educativa.
Por eso, y mientras que no exista un PACTO DE ESTADO POR LA EDUCACIÓN, pero un pacto de estado, no de esos que luego se rompen, como el pacto de estado de política antiterrorista, roto por el gobierno de Zapatero (las cosas como son), sino de los que perduran, pues mientras no exista un pacto de estado por la educación, el Estado debería ceder a la gestión privada, y no politizada, y esto es muy importante, las decisiones en materia educativa. Y ya que tanto Finlandia les gusta tanto a todos, pues que cedan nuestra soberanía educativa a Finlandia, y así por lo menos, tendremos un modelo que tenga futuro.
El problema es que España es una democracia joven, en pañales, y desgraciadamente, se usa la formación, la educación, como adoctrinamiento. Y si no me creen, no hace falta más que mirar a Cataluña, y el adoctrinamiento anti español que existe allí por parte del gobierno catalán. Este adoctrinamiento, poco a poco, ha ido calando en la sociedad, y ahora lo que tenemos es un problema de que parte de la sociedad catalana no quiere pertenecer a España. Se ha usado la educación para este fin.
Cuando lo que hay que hacer es claro. El mundo, queridos lectores, nos guste o no, ya es un mundo globalizado. Este verano, en Francia, me dice un francés que su hijo estudiaba francés (por supuesto), inglés y español, para poder trabajar en muchas zonas del planeta. Yo le respondí, sin casi pensar que hasta le podía herir diciendo eso, que mi hijo me gustaría que estudiara español (por supuesto), inglés y alemán, para que pudiera trabajar en la parte del mundo donde hay más posibilidades de encontrar un buen trabajo.
Pero tendrá que estudiar, y aquí es donde está el truco, y APRENDER. Porque si no aprende, de nada le valdrá estudiar. Porque puede estudiar mucho o poco, pero si no aprende, no servirá para nada.
Así que, mientras que la Educación Pública no cambie, en España funcionará excelentemente la Educación Privada. Porque a las personas que nos gusta enseñar, tenemos que hacerlo en el sector privado, porque no queremos pasar por el aro del sindicato de turno y del político de turno, y queremos ceñirnos a nuestro programa, que hemos elaborado de acuerdo a las ofertas de trabajo reales.
¿Por qué se estudia, o se pierde el tiempo estudiando lo que es un GRAFO, cuando la mayoría de los programadores no programarán nada parecido en toda su vida? ¿Por qué no se estudia Android de forma masiva en las universidades públicas españolas? ¿Por qué, de la misma forma, no se estudia Windows 8? ¿Cómo es que se tiran un año entero hablando de Java, y luego les hacemos nosotros una prueba y no conocen nada? ¿Cómo puede ser que un alumno pueda superar CUALQUIER examen de CUALQUIER asignatura no si es capaz de escribir correctamente ni siquiera su nombre?
¿Cómo puede ser que tengamos que soportar profesores en Madrid, que no conozcan el nombre del río que atraviesa la capital?
El modelo no funciona. No ha funcionado. Habrá que cambiarlo. Mirad el informe PISA. Desde luego, este informe si que nos pisa... Encabezamos los primeros puestos POR LA COLA. Está claro que quién dice que el modelo funciona, está de manicomio, mal de la cabeza. Les recomiendo un psicólogo, pero que sea privado, no sea que el público sea del 4,5 en la carrera y acaben los dos encerrados en un manicomio.
Fuera bromas, es muy triste la situación española. Para empresas como la nuestra, es perfecto. Porque la educación pública es tan sumamente mala, tan increíblemente pésima, que somos necesarios para ser el nexo que una a la gente con el mercado laboral. La labor que debería de hacer la universidad pública, la hacemos nosotros.
Pero como español, es absolutamente penoso que tengamos que soportar esta situación.
Siento tener que haber escrito este post, pero creo que es necesario. Es mi granito de arena para decir BASTA YA a los políticos, y pedirles que se pongan de acuerdo en un modelo sostenible, en que el Estado no se meta en la educación familiar, y que se dedique a impartir matemáticas, física, historia del arte, geografía, etc., vamos, lo de siempre... Y que se deje de chorradas como Educación para la Ciudadanía, y payasadas semejantes. Eso no nos traerá ni empleo, ni prosperidad, ni hará que a ese joven le contraten en Alemania, por ejemplo.
Por cierto, ¿conocéis las estadísticas de dónde han estudiado los ingenieros españoles que contrata Alemania en los últimos tiempos, si de la universidad pública o la privada?
En cuanto respecta a nuestros alumnos, he de reconocer que como nuestros cursos son de pago, casi todo el mundo viene con ganas de aprender, sabiendo que el estudio y el esfuerzo son las herramientas que les llevarán hacia su futuro empleo. Así que, en esa parte, contento.
Recordaros que esta opinión es muy personal, y está basada en la experiencia del que escribe. Pero que somos muchos los que pensamos así, y algunos más que no lo dicen por miedo en su trabajo.
Y no quiero terminar sin dar las gracias a todos nuestros alumnos, porque es por ellos y gracias a ellos por lo que existimos, y por lo que nos esforzamos día a día en hacer las cosas mejor y mejor. Sabiendo que vosotros dependéis de nosotros en la medida en que hagamos bien nuestro trabajo, y nosotros dependemos de vosotros, que confiais tanto en mi persona, como en algún otro nombre propio que trabaja en Syncrom, como en el propio nombre de marca de SYNCROM.
A todos vosotros, gracias por elegirnos como vuestro Centro Educativo.
Para terminar... y para que se vea que toda generalización, a pesar de ser muchas veces justa, también tiene sus excepciones, os diré que tengo amigos y conocidos diversos impartiendo clases en la Universidad Pública, y se dejan la piel en su trabajo. Pero también os digo que esas mismas personas me hablan de en general un talento muy bajo entre sus alumnos. Hay que exigir más a nuestros universitarios, como en su día se le exigió a mi generación, y mucho más todavía a la generación de mis padres, donde primaba el esfuerzo y el estudio. Hay que volver a eso, y evitar que nuestras jóvenes promesas, que evidentemente las hay, se las lleven países extranjeros para sacarles ellos el jugo.
Un saludo.
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